Mañana empieza otra edición del Festival de Lima con la presencia de Isabelle Huppert.Tiempos de crisis se viven en el mundo, y esto parece haber afectado al Festival de Lima en su decimotercera edición, que luce algo desmejorada en comparación al año pasado. En todo caso, la presencia de Isabelle Huppert –acertada elección de los organizadores– y la muestra dedicada a Alain Resnais son los puntos rutilantes de esta nueva reunión cinematográfica que irá del 7 al 15 de agosto.
COMPETENCIAS. ¿En qué anda hoy el cine de Latinoamérica? Si se observa la sección “Competencia’, es posible encontrar un panorama con mezclas de material desechable con otro más auténtico, enérgico o heterodoxo.
El niño pez, Los paranoicos y Excursiones son los títulos argentinos de ficción. El último es obra de Ezequiel Acuña, y ojalá termine por reconfirmar un talento y personalidad que habían quedado demostrados con creces en Nadar solo, su ópera prima.
Eso sí: uno de los pecados de este festival ha sido el no haber traído Historias extraordinarias, del “gaucho’ Mariano Llinás, un filme percibido por más de uno –entre ellos el polémico Quintín– como objeto maravilloso.
Los uruguayos tienen en Gigante una carta de lucha, premiada en la última Berlinale, mientras que por Colombia regresa un conocido nuestro, Ciro Guerra, con Los viajes del viento. Guerra ya estuvo en Lima con La sombra del caminante (2004), su primer largo filmado en digital y en blanco y negro, una propuesta arriesgada con resultados desiguales, pero asumida con pantalones por un joven cineasta.
La guatemalteca Gasolina puede interesar a los admiradores de una estética a lo Jarmusch, aunque el director Julio Hernández Cordón esté más cerca de Fernando Eimbcke (México). Rabioso sol, rabioso cielo acaso sea la más radical de todas las que compiten. La dirige el mexicano Julián Hernández, quien retorna a Lima después de varios años, cuando participó en el festival con la entrañable y radical Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor.
La teta asustada, El premio e Illary son las nacionales en disputa. Esta última, dirigida por Nilo Pereyra, es un misterio total.
En la sección “Presentaciones especiales’, dos producciones de mirada obligatoria: El silencio de Lorna, de los hermanos Dardenne, y Tiro en la cabeza, del español Jaime Rosales.
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