Esta obra dirigida por Alberto Ísola se presenta hasta el 15 de setiembre en el Teatro La Plaza Isil de Larcomar. Actúan Ricardo y Mario Velásquez, Bruno Odar y Norma Martínez. Ana Cecilia Natteri luce magistral.Se dice que la familia es irracional porque, muchas veces, uno se ve obligado a querer a personas que, en otras circunstancias, odiaría. Probablemente Jacobo Langsner, dramaturgo rumano, lo sabía al momento de escribir Esperando la carroza (1962), una tragicómica historia familiar en la que la hipocresía y el cinismo entre los mismos parientes –esposos, hijos, hermanos– termina produciendo situaciones enfermizas y neuróticas.
El título de la obra refiere a una carroza fúnebre, aquella que debe llevarse a esa persona anciana que vive deambulando en su casa sin saber qué hacer, para fastidio de los demás. Así sea una madre. El reconocido director Alberto Ísola desarrolla esta propuesta en un ambiente de los años 60, con música de Los Iracundos y personajes con vestidos floreados y peinados a gogó. Aunque por momentos no provoca reír –la gente cada vez se ríe más de lo que no debería–, se trata de una comedia “sórdida’ en la que se nota el tránsito de la pasión a la desidia: es decir, lo que parece traer la vejez. De ahí lo existencial: por esa conocida sensación de que llevamos una vida que no deseamos.
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