miércoles, 12 de agosto de 2009

Detectan en Cusco a roedor declarado extinto



Identifican a extraño mamífero a través de fotografías tomadas por guardaparques“Cuando vi su foto en el celular se me erizó el pelo”, narra Julio Ochoa, biólogo del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu. Lo que le había mostrado un vigilante del santuario en esa pantalla de teléfono era la imagen de un roedor que no se había visto vivo en cientos de años: la rata chinchilla arborícola de Machu Picchu.

“¿Dónde?”, fue la pregunta elemental. “Por el puesto de vigilancia de Wiñay Huayna”, le contestó el vigía.

Entonces el biólogo corrió hacia este sector, ubicado a unos 5 km al sureste de la ciudadela y allí se enteró de que el animalito había sido herido.

Un porteador (cargador) del santuario se lo entregó así a los guardaparques. Estos lo cuidaron por tres días, pero sin imaginar su importancia científica, lo dejaron libre. Antes, eso sí, le tomaron 40 fotografías.

Para Ochoa esas pruebas confirmaron inicialmente su hipótesis: se trataría de la rata chinchilla arborícola de Machu Picchu, que vivió en la zona hace 500 años.

PASADO Y PRESENTE
Según el especialista, un cráneo de este roedor fue recogido de Machu Picchu a principios del siglo XX por la expedición de Hiram Bingham y fue llevada a la Universidad de Yale, junto con otras piezas cerámicas y óseas.

Luego, en 1917, el científico George F. Eaton registró al mamífero como ‘Abrocoma oblativa’. Ya entonces se creía que estaba extinto y así fue considerado posteriormente por varios investigadores.

Incluso, un equipo de la Unesco, que hace la evaluación global de mamíferos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza reafirmó recientemente su extinción.

¿Cómo se comprueba si el cráneo de Yale es el de un antepasado del roedor de las 40 fotos? El biólogo explica que el contacto con este espécimen también conocido como ‘Cuscomys oblativus’ ocurrió en junio y que, desde entonces, se ha dedicado a buscar pruebas de su existencia.

Se basa además en los estudios de Louise Emmons, quien en 1997 halló un roedor muerto de la misma familia en la cordillera de Vilcabamba: el ‘Cuscomys asháninka’. Esos datos y las fotos le dan esa certeza, aunque daría lo que sea por verlo en vivo.

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