La nave Fiemme fue fletada por un consorcio que, gracias a los ‘buenos oficios’ del ex ministro aprista, logró un contrato con Petroperú por más US$2 millones. El hundimiento, el pasado lunes 20, de un buque que desde noviembre pasado permaneció anclado en la bahía del Callao sacó a flote las irregularidades que se habrían cometido durante el proceso de contratación del consorcio Chartchil-Seases-Marking, por parte de Petroperú, para el traslado de Gas Licuado de Petróleo (GLP) entre los puertos del Callao y de Talara, en Piura.
El buque Fiemme inició su hundimiento el jueves 19 y, cuatro días después, terminó bajo las aguas del Puerto del Callao. Hace solo un año formó parte del millonario contrato que firmó la petrolera estatal –dirigida entonces por César Gutiérrez– con el consorcio de capitales chileno, ecuatoriano y peruano para el servicio de cabotaje, por el cual se desembolsó nada menos que US$2 millones 13 mil 135 mil en junio de 2008.
El elevado costo, que sobrepasaba lo ofrecido por otras empresas, fue justificado por Petroperú con la supuesta modernidad de las naves, una de las cuales hoy yace bajo el mar y la otra, Azzurra, va camino a ello.
MIL VECES RÓMULO. Hasta antes de enero no se entendía cómo el consorcio Chartchil-Seases-Marking logró que Petroperú lo contratara directamente, tras la anulación de los dos concursos públicos que tenían por objetivo contratar buques para el servicio de traslado del combustible. En estos procesos, dicho sea de paso, se presentaron otros postores con mejores ofertas económicas.
La difusión del último paquete de los ‘petroaudios’ –aquellos que entregó a la justicia el periodista Pablo O’Brien– reveló el misterio: fue nada menos que Rómulo León Alegría quien intercedió ante el actual gerente general de Petroperú, Miguel Celi, para que este contratara directamente a ese consorcio. De estas conversaciones también formó parte el ex ministro aprista Abel Salinas.
Con su ya característico estilo, León Alegría le informó a Salinas –en las conversaciones telefónicas– de las bondades de los “modernos” buques con la intención de que este, a su vez, tratara de persuadir a Celi de la conveniencia de firmar el contrato con la sociedad naviera, lo que se logró en junio de 2008.
Perú.21 conversó con el director de Capitanías y Guardacostas, comandante Rodolfo Sablicht, quien echó por tierra las supuestas bondades de las naves tan promocionadas por León Alegría.
“Estas dos embarcaciones, Fiemme y Azzurra, son de 1983, es decir que su capacidad de trabajo es media pues tienen más de 25 años de construcción. Ambas fueron abandonadas el año pasado luego de que Petroperú –tras el escándalo de los “petroaudios’– no renovara el contrato al consorcio que las fletó. Una ya se hundió y la otra casi se hunde el mes pasado, aunque la Marina logró salvarla. Pero aún está en peligro”, refirió el oficial.
Obtuvimos, además, un informe técnico, elaborado por la empresa Bureau Veritas del Perú en junio de 2008, que señala que el consorcio falseó la información sobre las naves contratadas al afirmar que eran económicas y modernas cuando, al parecer, no era verdad.
Esto, cabe precisar, fue denunciado en su oportunidad por la empresa Transgas –una de las postoras en el concurso público– a través del diario La Primera. Pese a todo, León y Salinas intentaron ampliar el contrato de tres meses a tres años más, según se desprende de otro de los audios, lo que quizá se hubiera concretado de no haberse difundido los ‘petroaudios’.
HABLA SALINAS. El ex ministro Salinas dijo que está convencido de que el contrato entre Petroperú y Chartchil-Seases-Marking fue el mejor porque significó un ahorro de casi medio millón de dólares al mes. “Estas naves son más modernas que las que ha contratado ahora Petroperú. Conversé con Eric Stucchi (gerente de Márketing), y me dice que las naves han sido desmanteladas por la Marina, y eso habría provocado el hundimiento”, aseveró.
Ayer intentamos comunicarnos con Miguel Celi, pero nos informaron que probablemente hoy podría respondernos. En tanto, el ex presidente de Petroperú César Gutiérrez no contestó sus teléfonos.
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