Se recomienda pedir el apoyo de un nutricionista que les elabore una dieta variada y sin recorte de aquellas calorías que resultan necesarias para el crecimiento. Aquellos adolescentes que no controlan la diabetes no sólo corren el riesgo de quedarse pequeños en estatura, sino que también se arriesgan a no alcanzar una adecuada madurez sexual y quedarse con la voz y el cuerpo de un púber, advirtió el Instituto de Prevención y Educación en Diabetes
En esta etapa de la vida en que los menores prefieren hacer lo que sus contemporáneos hacen (consumir comida 'chatarra' e ir a bares o cafeterías), es cuando más deben cuidarse, aconseja la doctora Olga Núñez, del Instituto de Prevención y Educación en Diabetes.
'Cuando se es diabético y adolescente a la vez, estamos hablando de una etapa de desafíos porque estos muchachos enfrentan cambios emocionales y tienen que controlar su nivel de glucosa en la sangre', refiere.
Por eso los padres deben estar atentos para que sus hijos aprendan a divertirse, sin dejar de tener en cuenta que no pueden comer y tomar las mismas bebidas en igual cantidad que cualquiera de sus amigos.
Ello no implica que tengan que sentirse limitados. Los adolescentes con diabetes pueden y deben llevar una vida social activa, por lo que se recomienda pedir el apoyo de un nutricionista que les elabore una dieta variada y sin recorte de aquellas calorías que resultan necesarias para el crecimiento.
'Ingerir alcohol, al contrario de lo que se cree, puede bajar los niveles de azúcar', sostiene Núñez. Los adolescentes con sangre dulce pueden tener una vida saludable si se involucran en su tratamiento, realizan actividad física, reciben una dosis adecuada de insulina y vigilan a conciencia sus niveles de azúcar con un glucómetro.
Recordemos que la diabetes es una enfermedad crónica, que se caracteriza por el aumento de glucosa. Los alimentos que ingerimos se convierten en ella en el tracto digestivo y de allí pasan por el torrente circulatorio, para luego, en el páncreas, liberarse la hormona denominada insulina. Esta enfermedad tiene dos tipos: I y II. La primera se presenta en cualquier etapa de la vida; la segunda aparece después de los 40 años de edad.
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